Hablemos de violencia de género, pero en serio

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Uno escucha a menudo todo tipo de comentarios, muchas veces desinformados y desacertados, sobre feminismo, machismo e incluso sobre violencia de género. Frases como «¿y qué me dices las denuncias falsas?», «los hombres también somos maltratados» o «¿y por qué una agresión por parte de una mujer a un hombre no es considerado violencia de género?» son el pan de cada día en cuanto al mantra machista se refiere.

Tal y como reflejan los datos publicados por el Ministerio Fiscal, de las 913.118 denuncias presentadas entre 2009 y 2015 por violencia de género, tan solo 164 han sido consideradas falsas (un 0,0079% del total). En cuanto al año 2015 en concreto, de las 129.292 denuncias presentadas, han sido 18 las desestimadas (un 0,0015% del total). Estos datos deberían ser más que suficientes para callar las voces de la ignorancia en cuanto al tópico incierto sobre las denuncias falsas.

El hecho de que los hombres no estén amparados bajo la Ley Orgánica de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género es algo que, aunque pueda parecer absurdo, merece la pena aclarar. Vivimos en una sociedad patriarcal, donde están establecidas una serie de relaciones de poder del hombre sobre la mujer en todos los ámbitos de la vida. Estos valores patriarcales son reforzados desde el seno de la familia, en el ámbito educativo, en el ámbito social (siempre tan lleno de estereotipos y prejuicios, a menudo fomentados desde los medios de comunicación, cine, publicidad etc.),  y en el ámbito laboral (por poner un ejemplo de tantos, la brecha salarial entre hombres y mujeres en España se sitúa en el 24% según datos del Instituto Nacional de Estadística). Esto sin tener en cuenta que muchas veces la mujer tiene que decidir entre trabajar o poder tener un hijo, arriesgándose a perder su puesto de trabajo o a tener que conciliar su empleo con la vida familiar, porque sí, la conciliación, por desgracia, sigue siendo patrimonio de las mujeres. Debido a estas relaciones de poder, existe una creencia de que la mujer pertenece al hombre, y de aquí se deriva una relación de sometimiento, de sentimiento de propiedad y, en definitiva, de objetificación de la mujer. Muchas veces tendemos a pensar en violencia asociándola a golpes, pero también existe una violencia silenciosa (gritos, humillación, acoso…).

Cuando en la última década han sido asesinadas más de 600 mujeres a manos de sus parejas o ex-parejas (tal y como se puede observar en el siguiente cuadro) empieza a hacerse más que evidente que existe un género que está siendo la víctima, y otro que está siendo el verdugo, y ante esto, debería quedar meridianamente claro el por qué de que los hombres no estén amparados por la Ley contra la Violencia de Género.

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Fuente: Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad

Otro de los problemas en cuanto a la violencia de género se refiere, es el miedo por la víctima a denunciar, tal y como se refleja en el siguiente gráfico:

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Fuente: Elaboración propia

De las 108.638 denuncias por violencia de género presentadas en los tribunales en el año 2016, tan solo 3.633 fueron presentadas directamente por la víctima, lo que equivale a un 3,34% del total. Muchas veces, el hecho de no denunciar, nace del miedo a represalias por parte de la otra persona, o incluso por la creencia de que no volverá a suceder.

Otro de los indicadores que demuestra la magnitud del problema (más de 85.000 llamadas el año pasado, además de ser un indicador que no deja de crecer) es el número de llamadas que cada año se realizan al 016, como se muestra en el siguiente cuadro:

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Fuente: Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad

El indicador de usuarios de ATENPRO (servicio consistente en la entrega de un dispositivo móvil que permite a las víctimas de violencia de género entrar en contacto en cualquier momento con un centro atendido por personal especializado en violencia de género) es otro dato alarmante. Tal y como se refleja en el siguiente gráfico, hoy en día, hay más de 11.000 mujeres que cuentan con este dispositivo.

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Fuente: Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad

Tras lo expuesto anteriormente, queda manifiesto que los bulos que se vierten sobre la violencia de género son rotundamente falsos. Ya es hora de que se tome conciencia de la magnitud del problema y se deje de banalizar sobre ella.

Ni una menos.

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